viernes, 12 de noviembre de 2010

Tiempo

Muéstrame las yemas de tus dedos y te diré de dónde vienes. Te escondiste en lo que no vi cuando pensaba en ti. Eres como una fuente; tienes todas las formas y guardas todas las imágenes. Te me escapas de las manos. Si te hato crecerán alrededor tuyo todo tipo de animales, de plantas y de constelaciones, entonces tendré que cuidarte atándome a ti. Si te dejo libre me sentiré incompleto y soñaré con el origen. Viviré en el recuero y tú, sin memoria ni pasado, seguirán construyendo monolitos, edificios y ciudades dejando huellas para seguirte.
Como el perro que corre detrás de la pelota para recogerla en el hocico y llevársela a sus pies; como el cuerpo que sale al encuentro del hombre y la mujer; como eso que duele cuando llega o nos abandona; eso eres al escribirte.
Estoy harto de hablarte y escuchar decirme que será la última vez, pero seguiré haciéndolo mientras me sea posible y haré de tus monolitos, tus ciudades y tus constelaciones un recuerdo para que sepas quién eres al volver.
Pintaré tu rostro en muros diferentes y escribiré de ti con puntos y líneas para conocerte mientras te entretienes. Construiré espejos de agua para ocultar la profundidad de la superficie.
Pareces un ser inteligente y ni siquiera hábitos tienes. Quien te viera creerá que eres un animal dotado de una habilidad para olvidar y no perderse. No eres aquello que deja huella, ya no me confundes. Te buscaré en los lugares donde todavía no llegas y te ahuyentaré con fuego y leña verde.
Haremos una fiesta para recibirte. Serás el invitado a la ceremonia antes de que te enteres. Te daremos todo lo que mereces y después, cuando no haya más que hacer, esperaremos tu señal para capturarte si es posible.
Habrá perros, niños y jaguares a las afueras de la ciudad. Vigilaremos tu sombra, ocuparemos tus manos, alimentaremos tu hambre y te dejaremos dormir. Siempre habrá alguien despierto y nos turnaremos para que no escapes. Sabemos que ello es inevitable pero a nosotros nos hace fuertes.
Tiraremos los desperdicios en la composta, a los perros, los pájaros y los puercos. Limpiaremos las mesas de madera y apilaremos las piedras que sirvieron para sentarse. Apaciguaremos las fogatas, dormiremos a los niños temprano, haremos una oración antes de dormir y a otro día nos juntaremos a comer el recalentado.
Nos acordaremos de ti. En otra ciudad, en otra constelación, estarás haciendo sin saber quién eres, mientras nosotros te construimos una imagen. Sentiremos tanto miedo por las noches que al amanecer nos creeremos dioses. Nos miraremos a los ojos y si no hay ojos nos tocaremos los pies. Hablaremos de ti y si no hay lengua guardaremos tus huellas frescas para siempre. Treparemos los árboles donde crecerá la leña verde y columpios de raíces. Destruiremos y construiremos tus construcciones para saber quién eres. Borraremos las imágenes pintando sobre ellas lo que tú nos enseñaste. Por las noches, volverá a sorprendernos el amanecer. Enseñaremos a los hijos de nuestros hijos las lenguas que nuca hablaron, los ojos que no vieron y las palabras que no dicen tu nombre.
Seremos tan viejos para entonces que estaremos esperando en las afueras de las ciudades a que no escapes; cepillando el cabello de los jaguares y como niños tiraremos la pelota al perro hasta donde tú la recoges.